Día 2: llegada a Beijing

A pesar de haber salido con alrededor de 1 hora de retraso, llegó puntual a BEIJING sobre las 14:00. Al salir del avión cogimos un trenecito, que menos mal que el trayecto era corto, porque con el destemple del avión y el frío que hacía te congelabas, el trenecito te dejaba en la zona de aduanas; tardamos en pasar el trámite muy poco, unos 5 ó 10 minutos, y sin ningún problema. Te daban un papelito blanco, que había que guardar bien ya que ni lo grapaban ni lo pegaban, y que habría que entregar a la salida del país.

Tras pasar aduana, tocaba el momento de sacar dinero, justo donde ya vas a salir hay un montón de bancos y cajeros automáticos, allí teníamos a la persona que nos esperaba para hacernos el transfer. Aquí fue donde nuestra tarjeta MasterCard no nos dio dinero, decía algo del pin, pero no descubrimos qué; hubo que usar otra. Con nuestros primeros yuanes nos fuimos a por nuestro transfer, que era una chinita muy sonriente, a la que bautizamos como “Lola”.


Desde que llegó el vuelo hasta este momento habría pasado 1 hora seguramente, y aquella ya tenía ganas de llevarnos a nuestro hotel. Bajamos al parking y nos montamos en nuestra Van.


Que momentos esos de nuestro primer contacto con el gigante asiático, la autopista o autovía que te lleva a la capital estaba bastante atascada, y el tráfico iba lento pero iba avanzando poco a poco. Nos alucinaba todo, sus caras, sus coches, sus letreros, pero sobre todo su forma de conducir que nos parecía bastante arriesgada, fue entonces cuando vimos que en hora punta el arcén, se convierte en un carril más como si nada. Tardamos casi 1 hora en llegar a los apartamentos.

Al darnos las llaves e ir a pagar, probamos nuestra famosa tarjeta MasterCard, pero tampoco funcionó, a esas alturas el mosqueo con MasterCard y nuestro banco era considerable; ya que incluso habíamos avisado que nos íbamos a China. Pero así nos quedamos, porque llamamos a MasterCard y ellos decían que la tarjeta no tenía ningún problema que estaba bien, y que llamáramos a nuestro banco; llamamos al teléfono de emergencias de nuestro banco, y ellos nos decían que aquel número era sólo para robos, que llamáramos a nuestra oficina; así que siendo sábado lo de llamar a nuestra oficina quedaba para el lunes, aunque tampoco teníamos mucha fe de que nos pudieran solucionar algo.

Preocupados no estábamos porque llevábamos otra que funcionaba, y además éramos más gente, pero vamos que uno la paga, y cuando la necesita quiere que funcione.

Nuestro alojamiento en BEIJING para 4 noches fueron unos apartamentos, BEIJING SERVICED STAY. Los apartamentos estaban bastante bien, teníamos uno con dos habitaciones y otro con una habitación. Lo que nos preocupó un poco, fue la cama, era dura como ella sola, yo pensaba que no iba a poder dormir bien; pero bueno para eso aún quedaba unas horas.



Deshicimos un poco la maleta, nos refrescamos y ya salimos a la calle a conocer la ciudad; fuimos directos a la estación de metro BEIJING RAILWAY STATION que la teníamos a 2 minutos.

Las maquinas de billetes son muy sencillas, ya que están en chino e inglés, y como además aquí no hay zonas, y solo existe un precio de billete, pues es muy sencillo. Decir que los billetes solo sirven para utilizarlos el día que los compras; y que al entrar pasas el billete por encima del lector y al salir introduces el billete y se lo traga la máquina.


Plano del metro de Beijing, con todas sus líneas; pincha en la imagen para verla más grande.


Y el plano del metro por el centro de Beijing, más o menos por donde nos movimos, nuestra estación aquí aparece como BEIJING ZHAN; pincha en la imagen para verla más grande.


Nuestra primera experiencia con el metro de Beijing nos dio muy buena impresión, ya que está todo bastante bien indicado, allí cuando llegas al andén en una parte pasa en una dirección y en la otra hacia la contraria. En los trenes llevan los carteles de las paradas de la línea luminosos, y los pilotitos se van encendiendo según avanzas. Pero hay una cosa que nos dejó alucinados, y es que cuando tú vas en el metro, mirando a la pared exterior, el tren va proyectando una publicidad en la pared, es una publicidad que tú vas viendo como si estuviera fuera, pero que se va moviendo con el tren.

Nuestro primer destino era WANGFUJING, para llegar allí solo teníamos 3 paradas con un trasbordo de línea incluido.



Y ya alrededor de las 6 de la tarde podíamos decir que estábamos en Beijing, la mayoría de viajeros comienzan en esta calle su visita a esta ciudad, a nosotros nos decepcionó un poco ya que eran tiendas y más tiendas, algún comercio chino, ropa, Zara, y centros comerciales varios. Decir que aquí, la mayoría de los centros comerciales son un poco laberínticos, las escaleras solo suben, las de bajada las tienes que buscar y no es nada fácil en algunos sitios, esto es algo que fuimos confirmando en los días posteriores; que es fácil entrar en un centro comercial, pero no tanto salir.



Esta zona no es gran cosa, pero nuestra intención, era aguantar aquí hasta hora de cenar; por aquí está la famosa calle de los “pinchitos varios” dimos una vuelta por ella y luego por otra de souvenirs donde empezamos a tantear el tema de los precios y sacamos un imán por 5 ¥ sin regatear apenas. Por la zona de comidas descubrimos un olor que no nos gustaba nada, no sabemos que era, pero nos resultaba desagradable; alguna vez más lo olimos, pero tampoco es que te acompañara allá donde fueras; y también es que a esas alturas ya necesitábamos descansar y teníamos los cuerpos un poco destemplados ya.


Luego los chicos volvieron a la zona de los “pinchitos” varios, porque tenían un antojo y querían probar alguno, Alfredo y Santi se decantaron por los escorpiones, salieron muy decepcionados, una porque decían que no sabían a nada, y otra porque les engañaron con el precio; cuando le preguntaron el precio, les dijeron 25 ¥, y como habían 3 animalitos al final les cobró 75 ¥. Como acabábamos de llegar y estábamos aun descolocados, les pillo con la guardia baja; que si no se hubiera enterado.

La famosa calle y sus famosos “pinchitos”.




A las 8’30 nos fuimos a cenar y dando vueltas por el centro comercial, elegimos una franquicia china, llamada FAIRWOOD reconocible porque el local está decorado en naranja. Nos decantamos por este porque tenía buena pinta y los platos estaban en foto, la mayoría nos pedimos unos entrecots, que os puedo asegurar estaban tiernos como hacía tiempo que no habíamos comido, pero claro la novatada es que nos echaron toda la salsa picante por encima y además le pasaban un soplete. Cenamos los cinco por unos 250 ¥.



Después de la cena volvimos nuevamente en metro al hotel. Estábamos muy cansados, pero contentos porque nuestras primeras horas en China, nos había gustado mucho, y nuestra primera comida tampoco había estado nada mal, muy picante, pero la carne buenísima.

2 comentarios:

  1. La comida tiene muy buena pinta!! Oye una curiosidad ¿Es verdad que escupen todo el reto? Juro que no soy escrupulosa, pero me puede! El metro se ve modernísimo. Sigo con vuestra aventura asiática :D

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  2. La comida estaba muy buena, eso sí picaba, que no veas.

    Lo del tema de escupir no diré que no lo hagan, en algún momento quizá nos llamará la atención, pero vamos que tampoco me pareció para tanto.

    Y el metro muy moderno, además de que van abriendo líneas a toda velocidad.

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