Día 8: Guilin

Al final desayunamos en el buffet, ayer preguntamos otra vez y nos dijeron que estaba incluido, y debía estar porque no lo han cobrado. Vaya y nosotros ayer en la versión mini.

A las 9 salíamos del hotel con nuestra Van para ir al aeropuerto, el trayecto fueron unos 40 minutos. La zona de facturación de este aeropuerto es minúscula, vamos que abres la puerta y estás en la cola de facturación, aunque no quieras.

Allí las maletas pasan el escáner inmediatamente después de facturar, tú lo ves; detrás de la chica de facturación esta el escáner con el de seguridad.

Pita una maleta, “mierda es la mía”, “que puñetas tengo en la maleta que pita”, te hacen pasar, estaba cerrada con candado con contraseña, no atinaba los números, tampoco sabía que sacar, miro de reojo la pantalla y era el mechero. Lo saco, y hace una seña de que correcto, cierro la maleta y ya está. Así que los mecheros, ni en maleta de mano, ni en maleta facturada. Luego en el control de seguridad pasamos el arco, y aunque no pitamos, a todos nos pasaron el escáner portátil.

El vuelo estaba en hora, así que una vueltecilla y poco más.



La salida era a las 11:35, y aunque luego se retrasó algo, llegó en hora a Guilin a las 13:30.

Allí nos estaba esperando otra Van para llevarlos al hotel, está era más grande pero algo más incómoda; aquí el trayecto fue de unos 40 minutos.



Camino del aeropuerto al hotel.






El hotel era el LIJIANG WATERFALL GUILIN y estaba genial, también hay que decir que eran 5 estrellas; nos instalamos y descansamos un ratillo.



Nuestras habitaciones daban a un patio interior del hotel.


A las 4’30 salimos a buscar Li River Cruise, nuestro crucero de mañana que había que reconfirmar. Te dan un número al que llamar, pero como habíamos visto que tenían la oficina cerquita del hotel decidimos ir a buscarla, estaba cerrada y mientras pensábamos si el cartel que había en la puerta (en chino) sería que ya habían cerrado, o era al estilo de “vuelvo en 5 minutos”, apareció una chica, que no habla nada nada de inglés, que lo que hizo fue llamar a otra, (que sería la que nosotros teníamos que llamar). Intentamos averiguar algo más de la excursión de mañana, pero por teléfono era imposible, así que pagamos los 500 ¥ que nos pedía y nos fuimos. Mañana por la mañana venían al hotel a recogernos.



Después nos fuimos a ver las Pagodas del Sol y La luna, la del sol es dorada y está construida en cobre, y la de la luna plateada construida en esmalte de color. Solo nos hicimos unas fotos no teníamos tiempo de visitarlas, lo dejamos para otro momento pero al final ya no volvimos. Por cierto, aquí para llegar a las pagodas en un paso de cebra, llegamos a pensar que no íbamos a poder cruzarlo, que tráfico; al final lo conseguimos pero nos costó un ratillo.






Nuestro hotel se veía desde el lago.


Lo siguiente era ir a comprar el crucero nocturno, costó 190 ¥ cada uno; la chica hablaba poco inglés, pero entre eso y el folleto nos aclaramos, y era lo que buscábamos; pero cuando nos dijo que el barco no salía de allí, que salía de otro sitio pensamos que nos había engañado. No sobraba mucho tiempo, así que había que coger un taxi, nos montamos los 5 así por las buenas sin preguntar y no nos dijeron que no; al girar un par de calles, había un atasco horroroso, y empezamos a pensar que así no llegaríamos, pero llegamos en menos de 10 minutos al embarcadero, el taxi costó 10 ¥.

Al llegar allí enseñamos el ticket y nos dijeron que sí que era allí; en aquellos momentos no teníamos muy claro que íbamos a ver, pero crucero íbamos a tener. Hasta sobró tiempo y los chicos se compraron unos helados.


Comenzó el crucero a las 18:45, primero íbamos por el río y luego por una esclusa ya accedimos a los lagos; de noche está todo súper iluminado.



Primero cuando íbamos por el río no estábamos muy convencidos de que ese crucero era lo que nosotros queríamos, pero cuando cruzó la esclusa nos convencimos, aquello sí que era.


Es una ruta en la que vas viendo cantidad de sitios iluminados, pasan por sitios donde están tocando música, fuentes sobre los lagos; algo oscuro en algunos sitios pero bien.


Al final ves las pagodas iluminadas, chulísimas, el paseo duró 1’30 horas.


Pues al final sí que había sido el crucero que queríamos, por nombre y precio se parecía, pero como nosotros compramos el billete al lado de las pagodas y salía desde otro sitio, pues ahí nuestra confusión; es un recorrido lineal no circular. Acabar en las pagodas nos gustó mucho.

Ahora tocaba cenar, empezamos a mirar restaurantes, decir que la mayoría están en el primer piso, y elegimos uno con lo típico de “este no tiene mala pinta”. Y no debía estar mal, porque allí habían celebrado una boda o algo así. Preguntamos sí podíamos cenar y nos dijeron que sí.

Creo que aquí nos enfrentamos a nuestra primera carta en chino, menos mal que llevaba fotos, pedimos 5 platos, y fue más complicado que nunca, porque a veces por la foto sabíamos que era, pero otras no; la chinita que desde que te trae la carta hasta que pides no se mueve de tu lado, no sabía inglés, pero voluntad de entendernos tenía. Así que sacamos nuestra chuleta y le pudimos hacer entender que platos eran pollo, que platos eran ternera, y que no picaran. Aún así nos dio por pedir una especie de ensalada que ponía que picaba, pero pensamos que una ensalada no podía picar mucho; nos costó pero al final conseguimos pedir. Pedimos tenedores y tenían, pero solo 4.

La comida estuvo muy bien a excepción de la ensalada que picaba, que no veas y eso que solo era el nivel 1 de picante.








Y nuestras cervezas, aquí cambiamos de marca, la cerveza local era otra.


Cenamos muy bien y nos costó cinco platos con bebidas 164 ¥, decidimos darle a nuestra camera propina, nos costó saber con seguridad cual era la nuestra, porque nos parecían todas iguales, pero al final la pudimos reconocer. Le dimos 16 ¥ de propina a nuestra chinita, y nos hizo un montón de reverencias de agradecimiento, y se puso colorada. Cuando nos fuimos estaban en la puerta todas despidiéndonos, luego nos arrepentimos de no habernos hecho una foto con ellas, pero en ese momento ni lo pensamos.

Esta calle estaba bastante cerca del hotel, pero era una calle como muy china, sin tiendas de souvenirs, ni bares para turistas; pero no debían de haber visto un occidental en un montón de tiempo, porque luego cuando los chicos entraron en una tienda a comprarse un helado, el que estaba atendiendo, primero llamó a otro que estaba dentro para que viera a Luis y Alfredo, y luego les dijo que no tenía los helados que habían pedido. Por esta calle también compramos un mechero que nos costó 1 ¥.

Nos hemos percatado que los chinos cenan pronto pero su vida continúa luego, porque a las 9 puedes tener problemas para encontrar restaurante, pero no peluquerías y tiendas; que están abiertas hasta bien tarde.

Después ya nos fuimos a la zona de guiris que teníamos muy cerquita del hotel y en un Pub nos pedimos 3 cervezas y 2 helados, que nos costaron 150 ¥, vamos como la cena.

Ya estábamos en Guilin, más o menos en el ecuador de nuestro viaje.

Mañana teníamos el crucero por el Río Li.

2 comentarios:

  1. Qué chulas las pagodas, y la iluminación una pasada. Cada vez que veo las fotos de la comida me entra hambre, jeje. Sigo :-D

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  2. Las pagodas de día están bien, pero de noche con la iluminación ganan un montón.

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