Después de tanta complicación con el
desayuno de ayer decidimos ir al buffet del hotel, que estaba bastante bien, no
recuerdo exactamente lo que nos costó, pero creo que poco más de 100 ¥ por
persona.
Hoy volvíamos a tener coche y guía en
español, la salida era como todos los días a las 8’30 y lo que íbamos a visitar
eran los arrozales de Longsheng. La excursión de hoy era de las larguitas, de
las de 9 horas.
Aquí volvimos a tener suerte con los
guías, esta vez era una chica que se llamaba Inma, muy jovencita, y con la que
nos divertimos mucho; sus profesores de español habían sido un catalán y un
valenciano.
Tras casi 2 horas en coche, llegamos a
una especie de estación de autobuses. Allí aprovechamos para ir al baño, y
mientras Santi, realizó un de la escenas estelares de este viaje. Había un
hombre vendiendo lagartos secos, Santi le pregunta que cuánto valía uno y si se
comían, y el tío le mira con cara de estas loco, señalándole que son para la
botella; debió de pensar “pues no dice el guiri guarro este, que quería un
lagarto de los de la botella de licor, para comérselo”.
Aquí los animalitos.
Allí nos subimos a un autobús, y tras
unos 20 minutos llegamos a una parada habitual en la excursión de los
arrozales, como es el poblado de las mujeres Yao, que son famosas por sus cabellos
largos.
Nada más cruzar el puente ya van
apareciendo las mujeres del pueblo, y aquí ya empezaba a triunfar Santi.
Cuando te vas acercando al centro del
pueblecillo donde tienen los puestos, son un poco pesadas las mujeres.
Dimos una pequeña vueltecilla y fuimos
a un espectáculo, que será para guiris pero nos divertimos un montón, entramos
pronto y pillamos primera fila. El espectáculo desde luego es caro, 80 ¥, pero
nos lo pasamos bomba.
Primero salían las mujeres cantando y
enseñando utensilios de su modo de vida tradicional.
Lo divertido es cuando escenifican una
boda, y claro, casamos a Santi, le dijimos a la guía que cuando pidieran a los
voluntarios nos avisara. Y claro salió el primero.
Luego para finalizar, las mujeres Yao muestran
sus largos cabellos, que según creo recordar se lo cortan 2 veces en su vida,
cuando tienen 13 años y cuando se casan, y mientras son solteras llevan el pelo
tapado bajo una especie de pañuelo.
Unos cuantos fragmentos de vídeo de la boda.
El chico triunfo tanto que cuando salimos, unas chicas se acercaron a nuestra guía para que le preguntara a Santi si se podían hacer una foto con él.
A la salida, te dan un licor y te
pellizcan el culo, que según parece es tradición.
Luego ya cruzamos otro puente y
salimos del poblado.
Tras estas risas de nuevo al bus, esta
vez uno más pequeño, y tras 20 minutos y un montonazo de curvas increíbles
llegamos a PING’AN.
Tras mucho investigar por internet hemos averiguado que Longsheng es el nombre
de la comarca, Longji es el hombre el chino del paraje “el espinazo del dragón”
y Ping’an es el nombre del pueblecillo.
Ping’an es un pueblo enclavado en la
montaña y rodeado de arrozales, vas subiendo escaleras por diversas calles del
pueblo y vas obteniendo diferentes visiones de la zona, evidentemente los dos
últimos miradores son los mejores, ya que desde allí se divisa todo.
Hacía bastante calor, pero se podía
aguantar. Cuando llegamos a la entrada eran más o menos las 12’30 del mediodía.
La entrada valía unos 70 ¥, pero no lo sé con seguridad porque está era del
paquete de entradas que ya habíamos pagado desde casa.
Por 300 ¥ te subían hasta arriba en un
sillón, cuando te dicen el precio piensas, que pastón, pero luego lo piensas
fríamente y en realidad son poco más de 30 €, que para el curro que se pegan es
poco. Durante el camino vimos dos personas subiendo en estas sillas, una
chinita que no pesaría ni 40 kilos, pero luego vimos a un guiri que estaría
cerca de los 150 kilos; ahí los 300 ¥ nos parecieron poco.
Íbamos andando tranquilamente y
parándonos a hacer fotos sobre la marcha.
Además tuvimos suerte, ya que
septiembre es una buena fecha para ver los arrozales, estaban de color verde
comenzando a ponerse dorados, muy bonito todo el paisaje.
Desde la entrada, a la cima que es el
mirador llamado “siete estrellas bailando
con la luna” nos llevó 1 hora escasa, parado tranquilamente a hacernos
fotos.
Podías hacerte una foto con su traje típico.
Y ya tocaba buscar un sitio para
comer, le dijimos a Inma que queríamos comer el típico arroz cocinado en caña
de bambú.
Cuando llegamos a restaurante, le propusimos
que comiera con nosotros, porque nos resultaba muy agradable; y estuvo a punto,
pero había otra guía en el restaurante que también iba a comer, y se fue con
ella.
Pedimos el arroz en caña de bambú y
otros tres o cuatro platos, que junto con las bebidas nos costó 250 ¥; muy
bueno como siempre. Comimos en la terracita la mar de bien, fue uno de los
momentos del viaje.
Lo más divertido fue el postre,
Alfredo vio pasar un plato de sandia cortada y se lo pidió a la camarera
señalándoselo; tardó bastante, y cuando apareció nos vino con un zumo de
sandía; que panzada de reír; el zumo por supuesto no lo bebimos, estaba bueno,
pero no era lo que queríamos.
Cuando estábamos aquí echamos cuentas
del tiempo hasta volver al hotel, y nos salían más de 9 horas que eran las que
habíamos pagado, le preguntamos a Inma y nos dijo que íbamos bien que no había
prisa, así que no nos preocupamos.
Tras la comida, seguimos bajando
escaleras por el poblado.
La última foto antes de salir del poblado, y la puerta.
Después ya a coger el bus, en pocos
minutos subimos en uno, y está vez ya fuimos directamente a la especie de
estación de autobuses que era donde estaba nuestra Van. El trayecto fueron unos
30 minutos, y a pesar de las curvas yo me eche una breve siesta, que supo a
gloria.
La vuelta a Guilin fue de 2 horas, con
atasco incluido al llegar a la ciudad, pero el viaje fue bastante divertido
porque habíamos conectado un montón con Inma, ya que era una chica muy joven, y
nos preguntaba un montón de cosas. Nos preguntó que como habíamos realizado el
viaje y les habíamos contratado a ellos, al decirle que por internet se quedaba
un poco con cara de póquer. También le preguntamos por sus gustos musicales,
que si conocía a algún grupo español y nos dijo Fito y Fitipaldis, nosotros le
enseñamos a Revolver que lo llevábamos en el móvil. Nos dijo que le encantaría
ir a España, a Sevilla concretamente. Intercambiamos comentarios futbolísticos
con el chofer, pasando por la traducción de Inma claro. En fin una pena que ya
saliéramos de China, y no fuéramos a estar otro día con esta guía. Por cierto
al final la excursión duró 10 horas, lo cual quiere decir que nos pasamos 1.
Para mañana por la mañana, teníamos
contratado el transfer al aeropuerto, pero como el avión salía a hora de comer
teníamos pensado ir a un parque a ver osos panda, la idea era dejar las maletas
en consigna del hotel y coger un par de taxis para ir, y otro par de taxis para
volver. Cuando Inma nos preguntó que íbamos a hacer mañana, y se lo comentamos,
nos dijo que sí queríamos, el chofer podía preguntarle a su jefe cuanto nos
costaría añadirle esto. Tras la llamada nos dijo que 100 ¥, y le dijimos que
si, en taxi nos hubiera salido por la mitad, pero es que estábamos hablando de
10 € entre los cinco.
También le dijimos a la guía si nos
recomendaba un sitio para masajes de pies, se ofreció a acompañarnos a uno que
ella conocía. Nos pareció bien, reservamos para después de cenar, y nos lo
anotaron en una tarjeta; así luego ya con solo enseñar la tarjeta ya no había
nada que explicar.
Tras esto nos despedimos de Inma,
todos habíamos pasado un día muy divertido, porque le enseñamos cosas del
idioma, y la chica creo que vio en nosotros una oportunidad de aprender y se lo
paso genial.
Luego unas duchitas, que bien
merecidas teníamos hoy.
Por cierto nuestro hotel era un hotel
de bodas, allí teníamos todos los dos días por lo menos dos bodas, con un
trasiego de gente considerable; sobre todo cuando llegábamos por la tarde.
Cuando salimos de nuevo a la calle
fuimos a la fachada del hotel, ya que todos los días a las 8’30 cae una cascada
de agua, acompañada de música. Cosas de los chinos, que ya no saben que
inventar.
Luego cena en un sitio en la zona de
guiris, que la guía nos había dicho que estaba bastante bien, y así ya nos
pillaba cerca del sitio de masajes, no recuerdo cuánto costó pero algo dentro
de lo normal.
Y después a los masajes, habíamos
elegido el de pies que son los famosos por China, fueron 120 ¥ cada uno por 1
hora, y nos gustaron mucho. Te sientan en unos cómodos butacones, y tras el
masaje de pies, te hacen un poco de masaje en la espalda. Se veía un sitio muy
limpio e higiénico.
Y mañana ya partíamos para ir hacía la
última etapa de nuestro viaje, Hong Kong.
Qué maravilla los arrozales, siempre me recuerdan esas fotos a los de la National Geographic, quiero ir!!!!
ResponderEliminarFue otro día genial, aquí tuvimos mucha más suerte con la guía, unos paisajes muy bonitos; y ya para rematar el cachondeito que tuvimos todo el día con lo de la boda, que panzada de reír.
ResponderEliminarHola Alfredo y Cati, me podríais decir con qué agencia contratasteis las excursiones?estamos buscando hacerlas con guía en español.
ResponderEliminarmuchas gracias por el blog!! nos está ayudando mucho a organizar nuestro viaje.
:)
Me alegro que te pueda servir nuestro blog en la preparación de vuestro viaje, la compañía se llama TOUR BEIJING, y en el post DATOS DE INTERÉS, está su web y más cosas que te pueden ser de utilidad.
ResponderEliminarSaludos, Cati.
muchísimas gracias!! contactaremos con ellos a ver qué nos cuentan ;)
ResponderEliminarsaludos
Mónica
Ya nos contareis que tal.
EliminarSaludos.